Llevo más de veinte años trabajando en la industria de la dosificación y tengo experiencia con diversos tipos de válvulas. Cada tipo de válvula tiene sus aplicaciones adecuadas, pero en procesos que requieren alta viscosidad y una dosificación constante, las válvulas de tornillo han demostrado ser una opción fiable. Basándome en mi experiencia, me gustaría compartir algunas ideas sobre las válvulas de tornillo.
El principio de una válvula de tornillo es sencillo. Un motor acciona un tornillo de precisión para expulsar el adhesivo, como una pequeña bomba de tornillo. Cada rotación dispensa un volumen fijo, por lo que la cantidad dispensada se puede controlar linealmente mediante la velocidad del motor. En comparación con las válvulas de presión temporizada, este método es mucho más estable y no se ve afectado por las fluctuaciones de la presión del aire. A diferencia de las válvulas de aguja, las válvulas de tornillo no tienen un efecto de "retrotracción" significativo; se basan en el tope del tornillo y el sellado del espacio para evitar que el exceso de adhesivo fluya. Si se requiere una retracción más fuerte, se puede programar una pequeña rotación inversa, una técnica de ajuste común.
Aunque la estructura de una válvula de tornillo no es compleja, requiere alta precisión. Consta de un motor, un tornillo, un cuerpo de la válvula y una boquilla. El motor debe ser estable; el paso del tornillo afecta el volumen de dispensación y debe seleccionarse según las características del adhesivo; el cuerpo de la válvula debe estar mecanizado con precisión para evitar fugas o atascos; y la boquilla, generalmente de 0,1 a 0,6 mm, controla el tamaño de los puntos dispensados. He visto válvulas de bajo coste con una distancia entre el tornillo y el cuerpo mal controlada, lo que provoca rápidamente una dispensación inestable, un problema común en la práctica.
Las válvulas de tornillo son especialmente adecuadas para adhesivos de alta viscosidad, como pasta de plata, pasta de soldadura, epoxi y pegamento conductor. Las he utilizado en procesos de encapsulado de LED, donde la desviación del volumen de adhesivo debía ser de ±5 %, y la válvula de tornillo funcionó de forma fiable. En otro caso, relacionado con el montaje de un módulo de cámara, el cliente utilizó inicialmente una válvula de tiempo-presión, lo que resultó en un bajo rendimiento. Tras cambiar a una válvula de tornillo con una boquilla de 0,2 mm, la consistencia de dispensación mejoró significativamente y el rendimiento aumentó en más de un 15 %. Casos como estos refuerzan mi confianza en las válvulas de tornillo.
Por supuesto, existen limitaciones. Las partículas adhesivas grandes pueden obstruir el tornillo, por lo que es necesario filtrarlo antes de su uso; el tornillo puede desgastarse con el tiempo y debe reemplazarse periódicamente; y el aire en el sistema de suministro puede causar una dispensación intermitente, lo que requiere desgasificación por vacío. Muchos problemas in situ no se deben a la válvula en sí, sino a sistemas de soporte insuficientes.
En los últimos años, los fabricantes han implementado mejoras, como la integración de servomotores en el cuerpo de la válvula para optimizar la velocidad de respuesta o la incorporación de calefacción para facilitar la dispensación de adhesivos de alta viscosidad. Con el desarrollo de mini LED, semiconductores y electrónica de nueva energía, se prevé un mayor crecimiento de la aplicación de válvulas de tornillo.
Desde mi perspectiva como técnico con más de veinte años de experiencia práctica, la eficacia de una válvula de tornillo depende no solo de sus especificaciones, sino también de las propiedades adhesivas y los requisitos del proceso. La selección correcta de la válvula, junto con un ajuste y un mantenimiento adecuados, es esencial para garantizar procesos de dosificación estables y fiables.